Relatos

El Tiempo y los Árboles

img_20170102_104813

-Mamá, ¿los árboles se mueven hacia atrás?

-No, cariño. Los árboles están quietos, somos nosotros los que nos movemos hacia adelante.

 

El tiempo funciona igual. Nos parece que el tiempo pasa, porque lo miramos a través de un pequeño cristal y no vemos más allá. Pero el tiempo no pasa. El tiempo es como esos árboles, permanece inmóvil: somos nosotros los que avanzamos. Es la vida la que va quedando atrás.

El hombre inventó las horas para medir cuánta vida hemos pasado, igual que inventó el metro para medir cuánto camino hemos recorrido. Pero, en algún momento, nos convertimos en esclavos de nuestros instrumentos, nuestra dedicación se redujo a explotar y organizar lo que medimos, comenzamos a mirar la vida a través de ese pequeño cristal… Y empezamos a ver pasar el tiempo.

Es muy nuestro pensar que estamos aquí de prestado y que “el tiempo es implacable para todos”. Pero la realidad es que nuestras vidas, las únicas que se nos han dado, nos pertenecen a todos y cada uno de nosotros. Si de algo somos dueños, es de nuestras vidas. Si de algo somos responsables, es de nuestras vidas. Si de algo debemos coger las riendas, es de nuestras vidas.

La diferencia entre que se muevan los árboles o que nos movamos nosotros es que en la primera nos llevan y en la segunda NOSOTROS decidimos a dónde queremos ir. El día que entendamos que el tiempo funciona igual tal vez podamos romper ese cristal, y comprendamos la vida y el tiempo tan grandes, perfectos y sobrecogedores como son. Y, por fin, decidamos de una vez sobre nosotros mismos.

Que no nos pase la vida pensando que lo que pasa es el tiempo. Avancemos al paso que nos haga falta para saborearla bien. Para no perdernos nada. Y para disfrutar del paisaje.

______

¡Gracias por compartir!
FacebookTwitterGoogle+

Comentarios