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Me he colado en la fiesta de otro

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Desde que se anunciaron los finalistas de los Premios Bitácoras de este año (y vi que estaba en lo alto de la lista de votaciones) que tengo una sensación rara. Es difícil describirla, una pequeña mezcla entre alegría y culpa. Como quien se cuela en la fiesta de otro.

Los otros dos finalistas son -y esto no hace falta que lo diga para cualquiera que se mueva un poco por internet- periodistas, tremendos profesionales que hablan de temas importantes, ya sabéis: política, actualidad. Y yo… Bueno, yo estoy escribiendo esto en chándal, después de dejar a los niños en el cole y antes de entrar al gimnasio, en la cafetería del Carrefour de al lado. Esta será, probablemente, la primera y última vez que me veáis mencionar en mi web el nombre de Donald Trump, porque yo no escribo sobre esas cosas. Yo escribo sobre estas cosas nuestras, del común de los mortales (que sería, por cierto, un buen nombre para este blog), como las deportivas doradas de mi hijo o que a mi hija le gusta vestirse de princesa.

Y con esa sensación de haberme colado en la fiesta de otro, veo la portada de finalistas de la página de los Bitácoras y me entra la risa, porque veo a la GRAN Rosa María Artal, posando sonriente, firme y solemne en su foto. El logo de Democresía, esa letra de mayúscula que en su perspectiva se transforma en libro, fuente de sapiencia… Y luego estoy yo ahí, monigotada y con cara de tonta sosteniendo mi pelito del coño. ¿Entendéis por qué me siento como si me hubiera colado?

El de este año va a ser, sin duda, uno de los cumpleaños más memorables de mi vida (¡el sábado 33 otoños! Bueno, 34, que contaremos el año cero). En dos días me voy con mi maravillosa familia a Madrid, el viernes estaremos juntos en la entrega de premios y el sábado a Ciudad Real a participar en la jornada de educación de ManchaArte. Que también me siento como si me estuviera colando en un lugar que no me corresponde. ¿Qué puedo yo aportar?

Tengo una amiga que me dijo una vez «Jessica, no me digas que tienes el síndrome de la escritora del boli verde». Pues igual un poco sí. Pero mira… Voy a seguir dejándome llevar, que igual acabo estrellada pero hay que ver lo que estoy disfrutando del viaje.

¡Ah! Y tranquilo todo el mundo, que me he colado en la fiesta de otro, pero no me voy a llevar el tequila.

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