A mi hija le digo siempre que en el mundo hay dos tipos de personas:
Hay personas brillantes que están hechas de colores, y que lo llenan todo de luz y magia. Como ella.
Y hay personas grises y oscuras.
A las personas grises no les gustan las personas de colores. Porque no soportan que les recuerden lo grises y oscuros que son.
Por eso las personas grises insultan a las personas de colores. Porque quieren que dejen de brillar y así sean tan grises y oscuros como ellos.
Y, si les dejas, te volverán gris.
Por eso no hay que dejarles.
Y hoy ha sido uno de esos días que toca recordárselo:
Si tienes la suerte de ser una persona de colores, digan lo que te digan, recuerda siempre quién eres y sigue.
Porque esto no tiene que ver con tu luz, sino con su oscuridad.
Sé feliz por lo que eres.
Y nunca dejes de brillar.